LA COMPASIÓN

 

Mucho se habla de vivir experiencias enriquecedoras, de generar espacios para la reflexión, el autoconocimiento y el entendimiento de las emociones. A veces pareciera necesario que alguien nos recuerde de lo importante que representan todas esas pequeñas cosas en el día a día para generar balance y armonía en nuestro ser y con los que nos rodean.

Las redes sociales están llenas de retos y rutinas sugeridas para poder generar ese balance tan anhelado. Es muy bueno tomar conciencia de la importancia de esos pequeños rituales que nos hacen comprender o poner en dimensión las emociones y sentimientos que determinadas situaciones nos provocan, pero debemos tratarlas con compasión.

La compasión, aunque muchos la entienden como sinónimo de lástima hoy le damos el alcance de su concepto, entendida como ese contacto con el sentimiento de otra persona o el propio. Poder conectarse con el sentimiento de la otra persona o el de uno mismo de manera cálida, sin juzgar, tratando de entender lo que lo lleva o nos lleva a tomar las decisiones que tomamos o a sentir las emociones que se generan.

La compasión hacia otras personas no es fácil, sobre todo si hay ira, enojo, decepción o sufrimiento propio a raíz de actuaciones de otras personas. La invitación este mes es a tratar, en toda situación, de ser compasivos. Tratar de entender que cada persona está librando una batalla en su interior que a veces lo lleva a actuar de la manera que no gusta, poder abrir una conversación iniciando con la comprensión, que no necesariamente es tener que estar de acuerdo, simplemente comprender a la otra persona, tratarla con respeto y sin juzgamientos, sin duda nos dará mejores resultados que si la iniciamos con recriminaciones.

Lograr la compasión hace que la interacción con la otra persona no se vuelva personal sino más bien es un abrir el espacio para entender, para escuchar y para poder, desde la compasión, tomar mejores decisiones.

La compasión hacia nosotros mismos es aún más difícil, debemos procurar no juzgarnos, ser cálidos y cariñosos con nosotros mismos, perdonarnos constantemente y saber que siempre hay una oportunidad de mejorar, volver a empezar y disfrutar.

De la manera que nosotros nos tratamos a nosotros mismos es cómo tratamos a los demás, debemos empezar teniendo compasión con nosotros mismos.