EL ARTE DE VIVIR

Muchas veces, en estados de agobio, estrés y preocupaciones diversas, deseamos parar el mundo, aunque sea por un pequeño espacio de tiempo, para que nos permita reflexionar y analizar el motivo de nuestra angustia. Con mucha frustración hemos visto que el mundo siempre sigue andando, y sobre la marcha hemos resuelto nuestros problemas de la mejor forma que pudiéramos.

Es así como nunca existió el privilegio de pausar todo y a todos, dedicarnos a resolver, pensar, llorar o reír. Generalmente, creemos no tener tiempo para nada, porque el mundo no se detiene y la vida sigue, sin embargo, estos últimos días, el mundo sí se detuvo.

La crisis del COVID-19 nos contuvo frente a un ir y venir diario, nos ha llevado al confinamiento, a quedarnos en casa, a replantear o analizar cosas y a vivir otras que llevábamos mucho tiempo de no experimentar.   

En este tipo de crisis, descubrimos de qué estamos hechos; nos permite decidir cómo queremos pasar este tiempo de contención y elegir entre: ofrecer lo mejor de nosotros o, cargar con la frustración del “hubiera”.

Dula te invita a quedarte en casa, a tratar de hacer lo mejor con lo que tengas a tu alcance, dedicar tiempo para conversar con tus seres queridos, a jugar, leer y disfrutar de las pequeñas grandes cosas.

Este momento también nos ofrece la oportunidad de dedicarnos tiempo a nosotros mismos, lo cual no es egoísta, sino un espacio para conocernos mejor y poder tener una mejor actitud ante la adversidad. Enséñales a tus seres queridos que con pequeños rituales podemos cambiar nuestra percepción ante las situaciones que nos rodean; enseña a generar consciencia de todos los que no se pueden dar el lujo de quedarse en casa y están exponiéndose; pero, sobre todo, enseña la importancia del agradecimiento.

Enseña, con tu actuar, que el arte de vivir es poder escoger cómo lo queremos hacer.