DESCUBRE TU ESENCIA
Nuestra esencia es todo aquello que no se ve. Lo que llevamos dentro luego se refleja en lo que mostramos por fuera. Las flores, por ejemplo, no florecen a menos que estén sanas de raíz. Pero, ¿cómo nos aseguramos de estar sanas de raíz nosotras también? Para florecer, nuestra esencia – el mundo interno que llevamos dentro – debe fluir y estar sano.
Somos, en esencia, aquello que no se ve pero se trasmite: alma, espíritu, razón, actitud, temores, alegrías, ilusiones, esperanzas, desencantos, apegos, desapegos, amores y desamores en fin todo un mundo interno que llevamos dentro del cuerpo.
Las expresiones de todo ello son reflejadas en nuestra mirada, nuestras posturas corporales y la actitud frente a la vida generando impacto en todo lo que nos rodea.
¿Cómo ordenamos todo aquel remolino que tenemos por dentro? Lo primero y más importante es darse cuenta de todo lo que sucede a lo interno de nosotros. Unos pretendemos estructurar todo intentando llevarlo a lo que consideramos como perfección, otros no percibimos ese mundo interno y vamos por la vida con lo que se presenta y algunos otros tratamos de balancear lo urgente, lo importante, el deber ser, con lo que disfrutamos.
Una mirada al interior siempre es valioso, conocernos a nosotros mismos, entender porqué nos molestan ciertas cosas y nos encantan otras. Porqué nuestro relacionamiento varía de persona en persona. Porqué hay personas que nos drenan y otras que nos enriquecen. Tomar conciencia de lo que somos nos permite ordenar nuestras emociones y razonamientos al punto de poderlos poner en una justa dimensión.
El balance, armonía y bienestar se generan con la aceptación de nosotros mismos, ello solo se puede lograr si nos conocemos y nos damos ese tiempo de reflexión.
Dula nace pensando precisamente en ello, la importancia de generar espacios en donde por medio de experiencias aprendamos a disfrutar y aprender de la inspiración de otras generando cadenas de valor que van enriqueciendo nuestros mundos.